La belleza del acantilado es efímera.
O se salta al mar o hay que volver a casa porque se hace de noche.
Por hoy me cansé de mirar al mar, acabo de decidir que o estoy dentro o me voy a mi casa que ya anocheció y el frío cala.
Hay veces que es preciso dar un paso a quedarse en el limbo, y la amistad no es una cuerda floja muy segura.
Medianoche en el acantilado, no se quién ha llegado tarde esta vez pero no pasa nada.
Medianoche y otra vez aquí quietos, pensando que hacer mientras "Estamos a nada de serlo todo".
A.2014
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