"Pasear por las
tinieblas para darse cuenta de que hay cuevas en las que uno se mete sólo
porque le acojonaba tanta luz."
A veces el crear problemas es el camino más fácil. La pena siempre es un tema recurrente. Sin darnos cuenta buscamos el ir reuniendo detalles feos y defectos, ahondando en las peculiaridades del carácter del otro para poder tener algo que justifique ese miedo, ese aislamiento voluntario en la oscuridad.
Si
bien necesitamos de vez en cuando esa visita a los cimientos, a la rebotica, a
la parte de atrás de cada uno, para valorar nuestros propios defectos y faltas,
para poder salir de nuevo al bosque y saber apreciar la luz que tanto miedo nos
dio.
Lo
malo es que preferimos individualizar y en demasiadas ocasiones perdemos de
vista lo bueno, lo que nos hizo un día darnos cuenta de que esa cueva no era
nuestro sitio y que disfrutar de la vida compartida bajo la luz era lo que nos
hacía realmente felices.
Caer
en el error de abrir el baúl de los recuerdos simplemente para prestar atención
a los malos es una falta que cometemos con demasiada frecuencia.
* *
Sin
duda es muy necesaria esa vuelta atrás, esa parada en lo alto del camino donde
recordar lo andado ya y pensar en lo que queda de ruta, para emprenderla de
nuevo totalmente convencidos de haber elegido el camino correcto. Pero no
debemos perder el norte simplemente por querer satisfacer cualquier necesidad
momentánea.
Porque
lo verdaderamente importante es aquello que cada día hace mayor esa luz, lo que
aporta un halo en el instante más sombrío.
Que
merece la pena emocionarse con un abrazo, deshacerse en miradas y perder la
cuenta de los besos y los orgasmos.
Que
no debemos olvidar que lo mejor es lo que
viene.
A.2015